Cómo comencé a escribir

Si algún periodista me preguntara en este momento cuándo comenzó mi gusto por la escritura, probablemente me detendría a pensar por largo rato, haciendo una regresión mental de los primeros intentos por escribir que alguna vez realicé, pero creo que no es tan sencillo reducirlo a ese simple acto.

Parece que antes de querer escribir necesitamos saber que existe una acción llamada escritura, que los primeros libros que llegan a nuestras manos, en mi caso cuentos, vivieron un proceso para llegar a tal punto de su creación. Estoy seguro de que en algún momento me pregunté sobre qué pensaba Richard Bach cuando escribió Juan Salvador Gaviota, o como llegó Antoine de Saint-Exupéry a darle vida a un personaje tan singular como el Principito.

Me gustaban mucho los cuentos cuando era niño. Era una época sin internet, sin cable, sin netflix, sin instagram, sin muchas distracciones tecnológicas, y mi mayor aventura comenzaba con la primera página de un libro de cuentos.

Recuerdo que sí habían películas, Historia Sin Fin o Historia Interminable de Michael Ende la conocí primero en el cine y luego en su libro. Me pregunto por cierto si habrá una nueva adaptación cinematográfica.

Quizás todo comenzó antes de que yo naciera, en los genes de escritor de mi padre, o en la curiosidad lectora de mi madre.

Lo cierto es que un día tomé un cuaderno especialmente para escribir lo que sentía, no comencé con las historias sino con eso que mucho tiempo después supe que se podría definir como una prosa poética.

Y del papel pasé a un blog, no muy público, era más bien para consumo personal, y muchos años después fue cuando comencé a recopilar algunos de los viejos escritos para el primer libro que publiqué en Amazon, Cartas que guardo bajo la almohada, y poco a poco empezaron a surgir nuevas palabras que fueron acomodando su lugar en los libros siguientes.

 

3 pensamientos en “Cómo comencé a escribir

  1. ánimo Miguel, continúa con tu afición.

  2. Las palabras atrapan sentimientos, la escritura es la forma de regalarlos, leer es la manera de recibirlos

  3. Qué bonito!, Nada como hacer lo que nos apasiona

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